En esta escultura, la fusión entre el ser humano y el animal se convierte en un espacio de reflexión profunda sobre la interrelación entre lo material y lo trascendental. El realismo del rostro humano, tan detallado y evocador, se ve imbuido por la abstracción que disuelve las fronteras entre lo natural y lo conceptual. La pintura acrílica, que fluye sobre la arcilla como una capa adicional de significado, convierte a la figura en un objeto de transmutación, donde lo físico se convierte en un lienzo para lo metafísico.
La oreja de lobo, insertada en un rostro femenino, no es solo una característica animal, sino una metáfora del instinto, de lo salvaje que reside en lo humano. Las flores que rodean el rostro son, en este contexto, la representación de la fragilidad y la belleza efímera. La intersección de estos elementos —la figura humana, el lobo, las flores— invita a pensar en la posible reconciliación entre los aspectos racionales e irracionales del ser. 
Esta obra nos plantea, de manera filosófica, la pregunta de hasta qué punto podemos o debemos separar lo que entendemos como humano de lo que percibimos como animal, y si, en última instancia, no somos, más bien, una amalgama de ambos. 
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In this sculpture, the fusion of the human and the animal becomes a space for deep reflection on the interrelation between the material and the transcendental. The realism of the human face, so detailed and evocative, is infused with abstraction that dissolves the boundaries between the natural and the conceptual. The acrylic paint, flowing over the clay like an additional layer of meaning, transforms the figure into an object of transmutation, where the physical becomes a canvas for the metaphysical.
The wolf's ear, inserted into a female face, is not merely an animal feature but a metaphor for instinct, for the wildness that resides in the human. The flowers surrounding the face, in this context, represent fragility and ephemeral beauty. The intersection of these elements—the human figure, the wolf, the flowers—invites contemplation of the possible reconciliation between the rational and irrational aspects of being.
This work, in a philosophical sense, raises the question of how far we can or should separate what we understand as human from what we perceive as animal, and whether, ultimately, we are not, in fact, an amalgamation of both.