Esta obra, con su representación de la golondrina, es un reflejo de esa dualidad entre la ligereza de la infancia y la complejidad del alma humana. La golondrina, símbolo ancestral de libertad, de regreso y de paso, evoca ese momento suspendido en el tiempo en el que el ser no está atado por las cargas del mundo, sino que se encuentra en un vuelo constante, sin un destino fijo, pero lleno de ilusiones futuras.
La infancia, como la golondrina, es algo que pasa y se desvanece en el aire, pero deja una huella sutil y efímera. El toque azul, apenas perceptible, parece sugerir la pureza y la serenidad que se perciben cuando dejamos fluir nuestra esencia más auténtica.
La frase que acompaña la obra, "Cuando dejo que aflore mi niña interior, aprendo y fluyo. Me siento ligera", nos invita a retornar a un estado de inocencia y apertura, a recuperar esa ligereza que a veces perdemos en la adultez, cuando la carga de las responsabilidades nos vuelve pesados. Este acto de “fluir” no es solo una metáfora del movimiento físico, sino también del mental, de la capacidad de adaptarnos y transformarnos sin que el peso de la vida nos agobie.
La obra, al igual que el pensamiento que transmite, nos recuerda que, en la esencia de lo simple y lo pequeño, en el color tenue y el movimiento sutil, puede residir la verdadera libertad. Y tal vez, como la golondrina, esa libertad solo se encuentra cuando dejamos de buscarla en los confines rígidos de nuestras preocupaciones, y nos permitimos ser, sencillamente, niños.
EN🇬🇧
This work, with its depiction of the swallow, reflects the duality between the lightness of childhood and the complexity of the human soul. The swallow, an ancient symbol of freedom, return, and passage, evokes that suspended moment in time when one is not burdened by the weight of the world but is instead in constant flight, without a fixed destination, yet full of future illusions.
Childhood, much like the swallow, is something that passes and fades away in the air, but leaves behind a subtle and fleeting trace. The barely perceptible touch of blue seems to suggest the purity and serenity that arise when we allow our truest essence to flow.
The phrase accompanying the piece, "When I let my inner child emerge, I learn and flow. I feel light," invites us to return to a state of innocence and openness, to reclaim the lightness we sometimes lose in adulthood when the weight of responsibilities makes us heavy. This act of "flowing" is not merely a metaphor for physical movement but also for mental movement—the ability to adapt and transform without the burdens of life overwhelming us.
The piece, much like the thought it conveys, reminds us that in the essence of simplicity and smallness, in soft color and subtle movement, true freedom may reside. And perhaps, like the swallow, this freedom is found only when we stop seeking it in the rigid confines of our worries, and allow ourselves to simply be, to return to a state of childhood innocence.
Swallow
Acuarela sobre papel de 50x70 cm.
Materiales: acuarela, papel 300 g/m²
Certificado de autenticidad
Watercolor on 50x70 cm paper.Materials: watercolor, 300 lb paper
Certificate of Authenticity