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¿Volverán las golondrinas?

En este collage contemporáneo, la figura de Madame du Barry, recortada de una revista antigua, se erige como un vestigio de la historia, un eco de un pasado que se resiste a desaparecer. La frase "¿volverán las golondrinas?", tomada de la melancólica reflexión de Machado, se convierte en una interrogante existencial: ¿qué perdura realmente de lo vivido, y qué es solo la ilusión de su retorno? El retrato de Madame du Barry, que originalmente capturaba la grandeza y la efimeridad de una corte aristocrática, ahora se enfrenta a la fragmentación del tiempo, una imagen descontextualizada que pierde parte de su esencia bajo la invasión de los tonos flúor y los recortes modernos.

El contraste entre la pintura acrílica fluorescente, con sus vibrantes colores que parecen desbordar la superficie, y los recortes de revistas antiguas, como restos de un pasado olvidado, nos invita a pensar en la contradicción entre lo efímero y lo eterno. Mientras que las imágenes de antaño están subordinadas a la nostalgia y a una percepción selectiva del pasado, los tonos brillantes y artificiales del fondo parecen representar la urdimbre del presente, que, aunque intensamente palpable, es igualmente insustancial, carente de la permanencia que la memoria busca en el tiempo.

Los párpados de Madame du Barry, pintados de rosa flúor, sugieren una mirada distorsionada, casi irreal, como si la protagonista estuviera atrapada en un sueño, o en un ciclo de repetición sin fin. Los recuerdos, al igual que las golondrinas, pueden regresar, pero nunca como eran: siempre transformados, reinterpretados por la mente, por la sensación de lo que se perdió, por lo que nunca llegó a ser. En este sentido, los párpados pintados de rosa flúor no solo alteran la visión de la mujer, sino también nuestra percepción de ella, como si el recuerdo y la realidad estuvieran entrelazados en una danza de sombras y luces.

La cuerda que rodea a Madame du Barry es otra metáfora potente: la cuerda no solo delimita, sino que restringe, envuelve y sujeta. Es una representación de los límites impuestos por el tiempo, la memoria y las convenciones sociales. Ella, aunque inmortalizada en la pintura, está condenada a estar siempre "atrapada" en el recuerdo. Los recuerdos, entonces, no solo nos definen, sino que nos encadenan, nos atan a un pasado que no podemos modificar, pero que constantemente reinterpretamos. La cuerda, al mismo tiempo, señala esa tensión entre lo que está fuera de nuestro control y lo que intentamos comprender a través del filtro de la memoria.

El lagarto, reptil ancestral, ofrece una paradoja: es símbolo de transformación, de renacimiento, pero también de lo atemporal. En algunas culturas, el lagarto es un ser que regenera su cola, lo que sugiere que la memoria, aunque se fragmenta, tiene la capacidad de regenerarse, de encontrar nuevas formas de existencia. Así, el lagarto podría representar tanto el proceso de recuperación de los recuerdos como su inevitable transformación. Lo que nos parece un recuerdo intacto puede ser, en realidad, una creación del presente que se nutre del pasado.

La frase "lo que parecen ser recuerdos", escrita por la artista, refuerza esta idea de la memoria como algo inestable, algo que nunca es puro ni completo. Los recuerdos, en esta obra, no son lo que parecen ser: son construcciones, huellas distorsionadas que surgen de una interpretación personal e irrepetible. Son fragmentos de lo vivido que, al ser reexaminados, pierden su autenticidad original y se transforman, se adaptan a la mente que los evoca. Y así, nos encontramos atrapados en una paradoja temporal: buscamos recuperar lo perdido, pero lo que realmente recuperamos es algo nuevo, algo que ya no es exactamente lo que fue.

En este collage, Madame du Barry no es solo un retrato de una mujer histórica, sino también un símbolo de todos aquellos que se encuentran atrapados entre el pasado y el presente, entre lo que fuimos y lo que creemos que fuimos. La obra nos enfrenta a la inevitabilidad de la fugacidad, a la ambigüedad de los recuerdos y a la constante búsqueda de sentido en un mundo donde el tiempo, implacable, sigue su curso, arrastrándonos hacia adelante, mientras nos invita a mirar atrás. Pero ¿realmente queremos que las golondrinas regresen? Tal vez lo que buscamos no sea el regreso, sino la aceptación de que, como las golondrinas, todo lo que se va, de alguna manera, se queda.

EN🇬🇧

In this contemporary collage, the figure of Madame du Barry, cut from an old magazine, stands as a relic of history, an echo of a past that resists fading away. The phrase *"¿volverán las golondrinas?"*—taken from Machado’s melancholic reflection—becomes an existential question: what truly endures of what we’ve lived, and what is merely the illusion of its return? The portrait of Madame du Barry, which originally captured the grandeur and ephemerality of an aristocratic court, now confronts the fragmentation of time—an image decontextualized, losing part of its essence under the invasion of fluorescent tones and modern cutouts.

The contrast between the fluorescent acrylic painting, with its vibrant colors that seem to overflow from the surface, and the cutouts of old magazines, like remnants of a forgotten past, invites us to consider the contradiction between the ephemeral and the eternal. While the images of yore are subordinated to nostalgia and a selective perception of the past, the bright, artificial tones of the background seem to represent the fabric of the present—intensely palpable yet equally insubstantial, lacking the permanence that memory seeks in time.

Madame du Barry’s eyelids, painted in fluorescent pink, suggest a distorted, almost unreal gaze, as though the protagonist were trapped in a dream, or in an endless cycle of repetition. Memories, like the swallows, may return, but never as they once were: always transformed, reinterpreted by the mind, by the sensation of what was lost, by what never came to be. In this sense, the fluorescent pink eyelids not only alter the woman’s vision but also our perception of her—as if memory and reality were intertwined in a dance of shadows and light.

The rope that surrounds Madame du Barry is another powerful metaphor: the rope not only demarcates but restricts, binds, and holds. It represents the limits imposed by time, memory, and social conventions. She, though immortalized in painting, is doomed to always be "trapped" in remembrance. Memories, then, not only define us but also chain us, binding us to a past we cannot change, but which we constantly reinterpret. The rope simultaneously points to the tension between what is beyond our control and what we attempt to understand through the filter of memory.

The lizard, an ancient reptile, offers a paradox: it is a symbol of transformation, rebirth, but also of the timeless. In some cultures, the lizard is a creature that regenerates its tail, suggesting that memory, although fragmented, has the capacity to regenerate, to find new forms of existence. Thus, the lizard could represent both the process of recovering memories and their inevitable transformation. What seems to be an intact memory may, in fact, be a creation of the present nourished by the past.

The phrase *"lo que parecen ser recuerdos"* (what seem to be memories), written by the artist, reinforces this idea of memory as something unstable, never pure nor complete. Memories, in this work, are not what they seem: they are constructions, distorted traces that emerge from a personal and unrepeatable interpretation. They are fragments of lived experience that, when re-examined, lose their original authenticity and transform, adapting to the mind that evokes them. And so, we find ourselves trapped in a temporal paradox: we seek to recover what was lost, but what we truly recover is something new, something that is no longer exactly what it was.

In this collage, Madame du Barry is not just a portrait of a historical woman, but a symbol of all th

¿Volverán las golondrinas?

€300.00Price
  • Collage sobre papel de 50x70 cm.

    Materiales: acrílico, recortes, papel 300 g/m²

    Certificado de autenticidad

    Collage on 50x70 cm paper.

    Materials: acrylic, clippings, 300 lb paper

    Certificate of Authenticity

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