Lo visible y lo invisible se entrelazan en esta obra a través de un proceso creativo que, como la naturaleza misma, se despliega en capas. Las transparencias creadas con acuarela y acrílico actúan como un testimonio del flujo constante entre lo que podemos percibir y lo que permanece oculto, lo que está más allá de nuestra vista inmediata. Las capas de pintura, casi etéreas, nos recuerdan que la realidad no es un todo fijo y estático, sino un continuo proceso de revelación y ocultación. Cada capa de color que se superpone a la anterior sugiere la complejidad y las múltiples dimensiones de la existencia, como si la obra misma fuera un reflejo de los velos que cubren la comprensión profunda de la vida.
 
La liebre, representada en tonos verdes y turquesas, emerge de este juego de transparencias como un ser en armonía con la naturaleza. Los verdes evocan la vitalidad y la regeneración, mientras que los turquesas, con su tono más misterioso y profundo, sugieren el vínculo con lo trascendental, con lo que no se ve pero se intuye. Así, la obra no solo nos muestra un rostro femenino, sino que nos invita a ver más allá de la apariencia, a percibir la energía y la esencia que subyacen a la vida misma.
 
EN🇬🇧
The visible and the invisible intertwine in this work through a creative process that, like nature itself, unfolds in layers. The transparencies created with watercolor and acrylic serve as a testament to the constant flow between what we can perceive and what remains hidden, what lies beyond our immediate sight. The layers of paint, almost ethereal, remind us that reality is not a fixed and static whole, but a continuous process of revelation and concealment. Each layer of color that overlaps the previous one suggests the complexity and multiple dimensions of existence, as if the work itself were a reflection of the veils that obscure a deeper understanding of life.
 
The hare, depicted in shades of green and turquoise, emerges from this interplay of transparencies as a being in harmony with nature. The greens evoke vitality and regeneration, while the turquoises, with their more mysterious and profound tone, suggest a connection with the transcendental, with what cannot be seen but is intuited. Thus, the work not only shows us a feminine face but invites us to look beyond the appearance, to perceive the energy and essence that underlie life itself.